domingo, 10 de enero de 2010

Fernando VI (fin de reinado) y Carlos III

Fernando VI (fin de reinado)

Ricardo Wall
A partir de 1754, tras la muerte de Carvajal, se produce un gran reajuste ministerial gracias a la actuación de Ricardo Wall y su equipo, que colaboraron inmediatamente para conseguir el destierro del Marqués de la Ensenada. Wall fue un militar irlandés que el tiempo ha caracterizado por sus decisiones incoherentes, por su debilidad interior y por su neutralidad exterior aunque en la actualidad su imagen está siendo revisada.

Su carrera política sucedió en un breve pero delicado intervalo de tiempo en el cual coincidieron la Guerra de los Siete Años, conflicto en el que prácticamente intervino toda Europa, donde trató mantener una postura imparcial con el fin de no perjudicar a España (1756-1763); y el fallecimiento de Fernando VI después de la enajenación mental causada por la muerte de su esposa un año antes.

Uno de los asuntos mejor llevados por el ministro fue la transición de soberanos sin que se produjesen altercados importantes, pero en 1961, llegado Carlos III, se llevó a cabo un acercamiento a Francia, firmando el Tercer Pacto de Familia, en el peor momento posible ya que había sido abatida por todos sus flancos.
De esta manera, los ingleses castigaron a España arrebatándole La Habana y Manila, pero posteriormente las intercambiaron por la Florida; y los franceses otorgaron la Luisiana a sus aliados como recompensa. En 1763, firmada la paz, Carlos III aceptó su dimisión tras reiteradas peticiones.



Carlos III

Carlos III es el único monarca de la España contemporánea que podemos asociar a la buena forma de gobierno. Su aparente preocupación por el pueblo o sus labores de embellecimiento de Madrid camuflaron una gran parte de sus fracasos. Es un error no tener en cuenta las reformas de los años anteriores, sobre todo la Fernando VI, a la hora de juzgar sus positivos treinta años de gobierno.

Un ejemplo del significado de la imagen del monarca es que, aprovechando el segundo centenario de su muerte en 1988, el PSOE empleó su nombre para anunciar la nueva política a seguir, al igual que la de Carlos III, partidaria de la reforma y por lo tanto del cambio.


1. La personalidad del monarca

A pesar de lo que escribiese Fernán Núñez, su biógrafo oficial, cabe decir que Carlos III no era una persona físicamente agraciada. Era bajo, enjuto, tenía una enorme nariz y una cara alargada con ojos pequeños y juntos; a lo que se sumaba un progresivo ennegrecimiento de la piel a causa del tratamiento cinegético. Tuvo trece hijos entre siete mujeres diferentes, pero solo seis de ellos alcanzaron la edad adulta. Carlos IV, hijo de Mª Amalia de Sajonia, fue el encargado de sucederle.

Antes de subir al trono español reinó en Nápoles y en Sicilia, por lo que contaba con cierta experiencia como gobernante. Era un monarca reflexivo, seguro de sí mismo y poseedor de una gran educación en la línea de todos los grandes ilustrados de la época. Su piedad interna le otorgaba un alto sentido cívico, controlado por un exquisito comportamiento moral que permitía la honradez política. Aunque evidentemente residía en la Corte, no se trataba del típico cortesano, pues llevaba una vida austera en comparación con la de los demás monarcas.


2. Política interior

2.1. Los ministros
Carlos III recurrió al nombramiento de ministros fieles, inteligentes, solventes, capaces y trabajadores. Valoraba enormemente su trabajo y solía mantenerlos durante largo tiempo en el gobierno. Ricardo Wall, el Conde de Aranda, el Marqués de Esquilache, Jerónimo Grimaldi, Floridablanca, Campomanes y Manuel de Roda fueron los hombres en los que depositó su confianza; gracias a ellos el país experimentó un visible progreso.


2.2. Reformas económicas
La primera reforma importante fue la eliminación de la llamada Tasa: hasta este ese momento el precio máximo del pan estaba regulado con el fin de proteger a las rentas más débiles, pero la medida no daba resultado ya que los vendedores especulaban con el producto poniéndolo al mercado cuando alcanzada la mayor alcanzaba su mayor valor posible.

La segunda se trataba del proyecto de caminos y canales propuesto por Ricardo Wall, que trataba de construir un sistema de carreteras que recorriesen todo el país teniendo Madrid como núcleo común. De esta manera nace el sistema radial de carreteras que no fue acabado en el reinado de Carlos III. Fue una idea muy importante ya que los caminos españoles apenas habían cambiado desde el inicio de la Edad Moderna, por lo que el transporte de productos, muy lento, suponía la subida de los precios. Aunque fue una reforma muy productiva escondía una simbología política para que la Corte tuviera una mayor accesibilidad a determinados puntos estratégicos.

El sistema ideado por Wall incluía también una red de canales cuyo objetivo sería enlazar las vías fluviales y buscar una salida marítima para así aumentar la cantidad de mercancía y disminuir el tiempo del transporte. Fue un proyecto muy ambicioso pero no se pudo culminar.

Otra reforma importante fue el fomento de la formación de artesanos, como la creación de la Escuela de Artes y Oficios, con el objetivo de ayudar a las clases menos pudientes. A pesar de que buscaba una mejoría para la población, se trataba de una decisión bastante elitista ya que los estudios mayores seguían siendo exclusivos de la nobleza.

La última gran reforma, ya citada en entradas anteriores, fue la permisión del libre comercio 1778 que puso fin a un largo periodo de proteccionismo. Esto permitía la creación de compañías internacionales que no tenían que pasar por la Casa de Contratación. Ciudades como Barcelona, Valencia o Bilbao se convirtieron en importantes puertos comerciales.


2.3. Las nuevas poblaciones
Una de las reformas más señaladas fueron las denominadas “nuevas poblaciones” cuyo objetivo era repoblar las zonas del interior de España que habían quedado prácticamente deshabitadas para así equilibrar el repartimiento de la población. Los núcleos creados deberían estar separados por una cierta distancia, se ofrecería una educación gratuita a las personas dispuestas, se construirían hornos y molinos comunes para consolidar la colonización agrícola y las familias serían obsequiadas con unos bienes invariables (fanegas de tierra, vacas, gallinas, cabras, cerdos…).

La iniciativa fue de Gaspar Thurriegel, un aventurero cuyo objetivo era traer obreros alemanes y flamencos a Sierra Morena; pero el proyecto fue encomendado Pedro Pablo de Olavide, posteriormente condenado por la Inquisición al ser acusado de tratar de expulsar al clero de la educación universitaria española. Tuvo que exiliarse en Francia, donde colaboró con la revolución por la cual incluso fue galardonado. Conoció a célebres ilustrados entre los que se encontraba Voltaire, que dijo de él: “Vos y cuarenta como vos necesita España”.

El éxito de las nuevas poblaciones fue limitado ya que solo se consiguió movilizar a 15.000 individuos pero es un ejemplo del cambio que supuso la nueva política, ya que en reinados del siglo XVII no se habría permitido la participación de personajes extranjeros en actividades internas, pues se desconfiaba de ellos por el conflicto religioso.


2.4. El motín de Esquilache
En 1766, Esquilache propuso unas reformas que obligaban a un recorte en el ala ancha de los sombreros siguiendo la línea francesa y un acortamiento de las capas de los ciudadanos, esto último con el objetivo de mejorar la seguridad pública ya que eran un escondite estupendo para cualquier tipo de arma blanca.

Estas nuevas medidas acabaron con la paciencia de los españoles pues coincidieron con un periodo de encarecimiento de los precios en productos de primera necesidad, aceite y sebo aparte del grano de trigo, que la población, de manera errónea, acusó a la abolición de la pragmática; pero en realidad se debía al recién implantado sistema de alumbrado público que necesitaba una gran cantidad de esas grasas combustibles, cuyo precio se disparó por la demanda que sufrieron.

De esta forma, el pueblo reaccionó contra un gobierno de extranjeros cuya política beneficiaba a numerosos grupos de la nobleza y del clero, y asaltó el palacio de Esquilache, en Madrid, prendiéndole fuego. Al igual que la gran mayoría de episodios de esta índole, este motín finalizó cuando los precios regresaron a unos números asequibles.


2.5 La expulsión de los jesuitas
El motín de Esquilache fue el detonador para llevar a cabo la expulsión de la orden, ejecutada en 1767, que se ha convertido en el hecho más discutido del reinado de Carlos III. En la Corte ya existía un clima antijesuita provocado por diferentes razones pues este grupo era un auténtico obstáculo para cualquier gobierno ilustrado (de hecho no fue un hecho aislado en Europa, ya que Francia y Portugal tomaron las mismas medidas):

-Enfrentamiento con el clero secular.
-El hecho de que tuviesen el monopolio educativo con innovadoras técnicas como el dominio del silencio. Eran guerreros de Cristo, pero guerreros culturalmente instruidos.
-Conflicto doctrinal sobre la moral.
-Interés de la Corono por arrebatarles sus numerosas y valiosas propiedades.
-Acusación por iniciar el motín contra Esquilache.
-Acto brutal y claroscuro en la política del monarca.

Además el “Poder de la Campaña” era el más grande de las órdenes religiosas existentes. Gozaban del cuarto voto de obediencia al papa, eran los educadores de los grupos dirigentes de la sociedad, disfrutaban de una magnífica situación económica y recibían las confesiones de los monarcas y la familia real en general.

Hubo protestas ante su expulsión como la del papa Clemente XIII, aunque luego negó la entrada de los religiosos a los Estados Pontificios. También hubo personajes a favor como Campomanes que les calificó como un grupo despótico. Fueron acogidos en Prusia y Rusia después de sufrir las duras condiciones de navegación. Muchos regresaron a España en el reinado de Fernando VII.


Miguel de la Plata

1 comentario:

  1. ¿Qué fuentes de información has utilizado para complementar la entrada?
    Atentamente,

    ResponderEliminar