domingo, 17 de enero de 2010

La fábrica de paños de San Fernando


Después de la experiencia que conllevó la construcción y puesta en marcha de la fábrica de paños de Guadalajara en 1717, se planeó construir una nueva fábrica que mejorara los procesos tecnológicos pero que a su vez también evitará repetir los errores de organización y financieros. Aunque los paños alcarreños eran de gran calidad, los costes de su producción eran enormes por lo que los resultados financieros eran decepcionantes. Antes de que este intento de modernización industrial fracasara totalmente, se ideó la construcción de otra fábrica en un emplazamiento que tenía por nombre Torrejón de la Ribera -tierras que fuero adquieridas en 1743-, que sería conocido más tarde como Real Sitio de San Fernando de Henares.

Para la edificación de la fábrica se pensó en un plan de urbanización en torno a ésta, donde estarían las casas de los operarios de la fábrica, que comprendería lo que hoy se conoce como la Plaza de España y la Plaza de Fernando VI. Para evitar errores pasados se pusieron a disposición de esta empresa todo tipo de elementos tecnológicos, además de contar con un buen número de obreros y operarios extranjeros –en su mayoría irlandeses– y se nombró a Argumosa, persona de gran capacidad, al frente de la gobernación del lugar y de la dirección de la fábrica.

Todas estas políticas dieron sus frutos y ya después de 1752 se empezaron a notar los grandes progresos en la producción y la calidad. A pesar de todo ello, una epidemia durante los años 1751 y 1752 provocó que se apuntara a la insalubridad de la fábrica como una de las causas de la extensión de ésta, por lo que se trasladaron las operaciones a un edificio de Vicálvaro, en donde la llegada de la fábrica fue muy bien acogida, quedando el edificio de la fábrica de paños de San Fernando como almacén de la de Vicálvaro.

Las fábricas y la disputa de poder.

La fábrica de San Fernando se consideró siempre como una alternativa a la de Guadalajara. De todas formas, mientras Carvajal y Ensenada estuvieron en el gobierno se mantuvo la separación de ambas, aunque como se verá más adelante, cada secretario se posicionó con una u otra según sus intereses.

Ensenada tenía su influencia en Guadalajara gracias a que contaba con la presencia de Cambí, su director, que era su hombre de confianza. Y aunque Ensenada había visto la alternativa de la fábrica alcarreña en San Fernando, el cambio de gobierno y reinado provocó que cambiara de opinión y apoyara la de Guadalajara. Sucedió que Carvajal consiguió nombrar a un hombre de su entorno para la dirección de la fábrica sanfernandina –Argumosa–, por lo que su consecuencia directa fue ese apoyo de Ensenada a la fábrica de Guadalajara.

Varios problemas provocaron un vuelco en la situación. En 1750 empezaron a surgir varios problemas laborales en Guadalajara y aprovechándose de la dimisión de Cambí por enfermedad, y a pesar de la críticas de Ensenada hacia Carvajal al que acusaba de querer parar la producción en Guadalajara, Argumosa, el hombre fuerte de Carvajal, llega a la dirección de la fábrica alcarreña. Los altercados se calmaron cuando se ejecutaron las políticas de la nueva dirección, que pretendía aumentar la producción. Fue en esta época cuando se construye también una fábrica en Brihuega.

Las tres fábricas aguantaron la presión, superando la crisis de 1754 en la que desaparecieron los dos ministros protagonistas, hasta 1757 cuando los nuevos dirigentes pasaron la dirección de las fábricas a los Cinco Gremios Mayores de Madrid. El contrato con los Gremios duró 10 años pero de esta labor apenas se encuentran datos. En 1767 la Real Hacienda volvió a ocuparse de las fábricas y ofrecieron la dirección de éstas de nuevo a Argumosa. Fue en esta etapa cuando se produjo la fusión física de las fábricas, siendo la menos afortunada la de San Fernando, que desapareció. El edificio que ocupaba la fábrica fue destinado como cuartel de guardias walonas y como hospicio.

El traslado a Brihuega se produjo en 1768. Al parecer en este nuevo reinado triunfaba la política de la gran fábrica unificada y el control estatal de la industria estratégica. Esta unión mejoraría el control y la optimización de los costes. Ayudó a tomar esta decisión el hecho de que Brihuega tuviera mejores condiciones que la fábrica de San Fernando, acusada de insalubre. Finalmente, en 1778 la fábrica de Brihuega pasaría a Guadalajara y ésta cerraría en 1822.


Para realizar la entrada he utilizado información del texto “Real Sitio de San Fernando y sus fábricas textiles en el siglo XVIII” de Agustín González Enciso. La foto de la fachada de la fábrica de paños que ahora es el lugar en donde se ubica el ayuntamiento de San Fernando de Henares es mía.

Fernando Martín-Loeches Morales

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